PÓLVORA Y CONFORT

lunes, 29 de marzo de 2010

EURO JAZZ

Llegas a las áreas verdes, te recargas en la barra de seguridad o te tiras en el césped; abres los ojos para ver la ejecución del cuarteto o los mantienes cerrados y dejas que los sonidos por si solos dibujen lo que está pasando sobre el escenario. Las notas del vibráfono llegan a ti junto con el agresivo viento que sacude tu rostro, recuerdas el suéter olvidado en casa, recuerdas las charlas acaloradas de jazz en el Club de la Serpiente de Julio Cortázar, y te pasa por la cabeza la autodestrucción del virtuoso Johnny Carter y su saxofón.

Foto: cierre del Festival Euro Jazz del Cenart (28/Marzo/2010).

Los árboles que rodearon el Euro Jazz fueron testigos de un mes cargado de piezas musicales e improvisaciones hechas por artistas que vinieron desde el antiguo continente a presentar su talento. El Centro Nacional de las Artes (Cenart) presentó, este Marzo, el Festival de Jazz de la Unión Europea. Miles de personas pudieron escuchar, de forma gratuita, composiciones de poco más de diez nacionalidades. El día de ayer fue el cierre y puedo decir que valió mucho la pena cruzar la ciudad de norte a sur con todo y resaca de cigarro incluida. Los jardines del Cenart fungieron como una alfombra extensa donde podías dejarte caer y volar con la música. Bueno, no faltó el que prefirió volar con un porrito apretado y gastarse todas las carcajadas.

Y si me acordé de Cortazar fue por que el jazz tiene una presencia continua en su literatura. La forma en la que escribe tiene lo que él llama latido o swing (para los hombres del Jazz), es una especie de ritmo necesario: “si ese ritmo no está en lo que yo hago es para mí la prueba de que no sirve y hay que tirarlo y volver”.


Video: Pascal Quartet Schumacher de Bélgica en vivo en el Festival Euro Jazz del Cenart (28/Marzo/2010).

Ahora caminas sobre las áreas verdes en dirección de la salida, cruzas las instalaciones, pasas una por una las escuelas de arte, sigues caminando hasta dejar atrás la fuente en la que alguna vez te tomaste una foto, cruzas el CCC y al fin logras esfumarte por Río Churubusco.

viernes, 26 de marzo de 2010

ROCKDRIGO Y LA SIRENA DE TRAPO

Su viaje a París con Françoise su mujer remató con un concierto de Bob Dylan visto desde la cuarta fila.
Bob cantó dos horas exactas, y salió cuatro veces más al templete ante la euforia del personal francés que le aplaudía. No escucharon el último encore porque Rodrigo tiene algo urgente que decirle a Françoise, salieron primero. Es algo muy importante porque va a marcar su desempeño como músico y compositor para siempre; va a marcar todo lo que haga desde esa noche hasta el último día en que toque la guitarra y la armónica:

1 - "Yo soy él" –

Hablando de conciertos, el otro día me lancé al Metropólitan para ver a Cecilia Toussaint, celebraba su aniversario 25 arriba de los entarimados. Un séquito de músicos pesados desfiló junto con ella y me hicieron creer, de nuevo, en que la justicia poética tarde o temprano tiene que llegar.
Cuando las luces se apagaron, me olvide que el concierto era para 3 mil personas, sentí que tocaban sólo para mí. Salió Jaime López con su acústica, Cecilia con su micro y sin necesidad de nada más, abrieron con “Sirena de trapo”. Ahí estábamos, ellos arriba del escenario y yo solitario en las filas del segundo piso. Desde lo alto podía sentir la presencia de un tercer músico que se hacía presente, claro que sí, siempre estuvo con ellos, esa y todas las noches, siempre estuvo Rodrigo en el corazón y en la voz de Cecilia.

Cuando un compositor deja de ser de carne y hueso, es para convertirse en sonidos y palabras; es decir, se convierte en su propia obra. Es por eso que Rockdrigo no se va, sigue por ahí sonando con su movimiento rupestre y sus onirismos rocanroleros. Ahora él es un obra rodante, es ahora un espíritu viviente que viaja acompañado de su guitarra de palo por las calles viejas de la capital mexicana.

Foto: Placa a Rockdrigo en la Estación del Metro Balderas (23/Mar/10)

Nota: esta sección del blog no es tanto una recomendación musical porque creo que cada quién puede introducirse por las Trompas de Eustaquio los rollos que más les guste. Es más bien un poco de lo que he visto en los escenarios alternativos y que ha calado mi vida y hasta me ha hecho temblar.

1 www.rockdrigo.com.mx Aquí pudes encontrar información del profeta del nopal.

jueves, 18 de marzo de 2010

UN CITADINO EN EL MAR

Si alguna vez
nos volvemos a ver
que sea en un ritual,
donde todo sea
sal amor dolor
y plegarias.

Quiero regresar
esta noche al mar,
sentir otra vez
las almas reventar
en la luna.

En los bordes delicados
de la arena
suelen esconder
tesoros sin saber.

Quiero regresar
esta noche a tí...


Foto: Vallarta Feb/2004

martes, 16 de marzo de 2010

EL BESO DE LA BRUJA

Abro la puerta y entro al cuarto a prisa. Tengo el tiempo justo, apenas el necesario para echar una libreta a mi mochila y salir corriendo. Trato de hacerlo así pero la sensación de que hay alguien dentro, que me ha estado esperando impaciente, me lo impide. Es una presencia extraña en el aire. Con cierto temor, realizo un examen minucioso a la habitación obscura. A tientas, recorro cada espacio sin encontrar desperfectos. Al parece todo está en orden: las cortinas bien cerradas, las ventanas sin indicios de hurto, el baúl con su candado de hierro sin forzar. Sin embargo, esa presencia pesada se hace sentir en el pequeño cuarto de alquiler.

Me siento en la cama y alcanzo a ver la silueta de mi guitarra de madera entre la obscuridad. La tomo y me olvido de todo. Mis manos acarician su textura a ciegas luego de haber enciendo con dificultad una veladora. Ahora puedo verme reflejado en el espejo de enfrente. He bajado mucho de peso y no me he rasurado en semanas. Pero eso no importa, comienzo a ver mi posición frente al instrumento. Mi espalda recta, mis piernas entre abiertas y mis dedos imaginando un sonido nuevo. En ese mismo espejo veo algo que me sobresalta, la guitarra tiene unos labios rojos pintados en la tapa superior. Bajo la vista poco a poco y giro el artefacto -ayudándome de su diapasón- hasta quedar de frente con la caja de resonancia. Es una boca pulposa que baila al compas del concerto número 21 de Mozart. No sé de donde salió la música, ni quién beso mi guitarra con bilé, pero ahora nada de eso importa, lo único que deseo es seguir contemplando esos pliegues hipnóticos, esos bordes con vida propia que parecen derretirse entre jugos lascivos. Mis ojos y mi quijada se desorbitan por tanta belleza labial.

Cae la noche y con ella se empieza a gestar una necesidad de roce. Es un menester compartido que no podemos evitar. Cierro los ojos y acerco esa boca hacia la mía, el choque de los labios es inminente. Cuando esto se da, siento cómo una orquesta llena mi paladar con flores y agua, el polen refresca mi aliento y me atraganta de sabores. Al primer contacto, el cuarto se obscurece de un verde pastoso y pesado. La veladora se apaga, la música empieza a reventar todo lo que tiene a su alcance. Explotan mis muebles, mis ventanas, mis libros, todo queda fragmentado y hecho polvo pero el beso no termina.

Cuando logramos separarnos me doy cuenta que un hilillo de sangre corre por mi barbilla, sigue su camino por mi cuello, hasta que llega a mi camisa y la tiñe de rojo. Quiero aventar la guitarra pero es imposible. Las cuerdas del instrumento se desprenden de las clavijas transformándose en medusas. Me abrazan, rodean mi espalda dejándome inmóvil e intoxicado. Todo se da tan rápido como para poder reaccionar. Ahora toma mi rostro y lo besa con brutalidad, es tal su fuerza que empiezan a caer trozos de mi propia piel al suelo. El tapete es ya una colección de carne y fluidos, parece una exposición con pedazos de lengua y músculos. Es muy poco el aire que me queda como para seguir de pie. Me desvanezco.

Ahora yo estoy a merced de la boca. Ahora ella decide el rumbo de los besos.