PÓLVORA Y CONFORT

sábado, 16 de abril de 2011

VIVE LATINO 2011 (3/3)

Una semana después de la tempestad musical que significó el Festival Vive Latino, con portazo incluido para entrar a ver a Caifanes (como lo hicieron más de doscientos cráneos), llega un pequeño espacio de tranquilidad que nos sirve para tomar fuerzas y continuar con el viaje sonoro.

Muchas horas para nuestros oídos expuestas en cuatro escenarios; grupos consagrados y nuevas propuestas; comida y cerveza cobrada con pistola en mano; aromas relajantes en el ambiente; abrazos, lágrimas y besos rotos; piernas cansadas por andar de pata de perro; un poco de cine, mucho sudor; coros multitudinarios cantados con mucho corazón y poca voz; senos al aire, son apenas algunos de los flashazos que se pudieron percibir a simple vista en el festival, ya que cada uno de nosotros nos llevamos cosas distintas, después de tres días de Rock and roll.

Yo me llevo de Los Enanitos Verdes la limpieza con la que ejecutaron sus canciones. La forma en que Marciano y compañía arreglaron sus éxitos, integrándole incluso covers de Led Zeppelin y The Police, por mencionar sólo algunos, hizo que alcanzaran un sonido dinámico que refrescó. Si fueran toreros y no músicos, ellos hubieran tenido que salir en hombros del Foro Sol.

De Caifanes me llevo la satisfacción de haber estado presente, en cuerpo y alma, en lo que fue su regreso a los escenarios. Esa nostalgia ya nadie nos la podrá robar. Aunque siendo honesto, creo que le faltó algo a la esperada reconciliación: que Saúl Hernández hubiera dejado descansar tantito las canciones de Caifanes en sus conciertos con Jaguares.

Por ejemplo, hace apenas dos años, en el Vive Latino del 2009, Jaguares tocó nueve rolas de Caifanes. Incluso ese día cerró su participación con las tres mismas canciones con las que Caifanes culminó hace una semana; es decir, con No dejes que, La Célula que explota y La Negra Tomasa.

Desde mi perspectiva, una banda como Caifanes, la cual tiene un espacio enorme en la historia del rock nacional, debió haber mostrado algo diferente. Quizá nuevos arreglos, talvez nuevas versiones, pero jamás lo mismo que Saúl presentó con Jaguares por más de diez años. No sé ustedes pero esa decisión me produjo el mismo efecto que deja el ver una película muchas veces.

También me llevo del vive una intención: que el recorrido que haga por los diversos escenarios el siguiente año será para conocer nuevos proyectos. Hay bandas nuevas que a pesar de que aún no tienen un renombre, cuentan desde sus inicios con propuestas diferentes y vale la pena prestarles atención.


Al final yo me llevo del vive la alegría de compartir con mi gente un concierto, o mejor dicho un triple concierto, el primero de muchos que nos esperan en el largo camino de armonías celestiales y flores con sonidos.

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